A lo mejor lo del nombre es premonitorio, porque creo que el Puente de la Equivocación es el que más ha dado que hablar en toda la provincia de Teruel. Desde mediados de los años 50 del siglo pasado, cuando se construyó, ha estado generando problemas constantemente.
Los más recientes ocurrieron en 2023, cuando se determinó que el estado del Puente de la Equivocación era muy deficiente y necesitaba una restauración. En un principio, los técnicos consideraron que la obra sería menor. Se hizo una estimación aproximada del coste de la reparación, que rondaba los 250.000 euros. Sin embargo, la realidad fue muy distinta: la reparación acabó costando más del doble, ya que los daños del puente eran mucho mayores de lo que se había previsto inicialmente.
La primera vez que se sacó a licitación el arreglo del Puente de la Equivocación, se le adjudicó a una empresa que luego renunció al contrato, al darse cuenta de que las obras necesarias eran mucho más complejas y extensas de lo que se había previsto inicialmente. Argumentaron que con el presupuesto contemplado en el proyecto no era posible abordar adecuadamente la intervención.
Fue entonces cuando la empresa pública TRAGSA se hizo cargo de la obra. En un principio, estaba previsto que los trabajos duraran entre cuatro y cinco meses, pero finalmente el plazo se duplicó, y acabamos yéndonos prácticamente a los diez meses. Las obras se prolongaron durante un periodo bastante largo: desde mayo hasta marzo de 2024, es decir, casi diez meses hasta que estuvieron terminadas.
Yo, personalmente, como concejal de Teruel Existe en el ayuntamiento de la ciudad, en una comisión informativa de Ciudad y Sostenibilidad, pregunté si, aprovechando que se estaba restaurando el puente, se había tenido en cuenta el paso de la catenaria por debajo, y si esta cabría. En esa comisión, el señor Cruzado, concejal de Infraestructuras, respondió que se había consultado con ADIF y que les habían asegurado que no habría ningún problema, que la catenaria cabía perfectamente y que no era necesario tocar ese vano del puente.
Ahora tengo dudas de si esa consulta existió, la verdad. ¿La hizo el equipo de Gobierno y ADIF les engañó? Lo cierto es que el puente no se restauró completamente: toda la parte inferior sigue igual que antes de la intervención.
Recientemente, en otra comisión informativa, se nos comunicó que ADIF ha decidido que hay que derribar el tablero que se encuentra justo encima de la vía, porque finalmente la catenaria no cabe. Y claro, yo volví a preguntar: “Pero, vamos a ver, si esta pregunta la hice hace más de un año y medio, y me dijeron que sí cabía, ¿cómo es posible que ahora digan que no?”
La respuesta del equipo de gobierno fue: “ADIF nos ha dicho ahora que no cabe, y que hay que tirarlo todo”. Además, se nos informó a la oposición de que las obras durarán aproximadamente tres meses y que comenzarán a partir de septiembre, para no interferir con otros tramos de la línea.
Una vez más, se demuestra que hay una falta de previsión. No sabemos exactamente de quién es la culpa en este caso, pero yo diría que es compartida: tanto de ADIF como del equipo de gobierno del ayuntamiento. Las obras del puente merecían más seguimiento por parte del consistorio, que tiene técnicos excelentes como para hacer una inspección por las obras más significativas para la ciudad.
Así que, una vez más, vamos a tener el Puente de la Equivocación en obras. Si nos dicen que durarán tres meses, conociendo cómo funcionan las cosas en Teruel, echémosle seis… si no acaban siendo nueve. Todo esto, mientras seguimos con los mismos problemas de siempre en las entradas a la ciudad.