Cuando se inició la legislatura en la que iba a tener el honor de presidir la Diputación de Teruel, jamás hubiera imaginado que nos iba a tocar vivir una situación tan complicada como la que hemos tenido con la pandemia, los temporales o la guerra en Ucrania. Este cúmulo de situaciones, inaudita por muchas razones, no nos ha hecho cambiar el guión, aunque sí nos ha obligado a ser muy flexibles y trabajar muy duro para movilizar una cantidad de recursos nunca vista antes en la institución y a entregarnos al máximo con las necesidades de ayuntamientos y sociedad civil, siempre con el objetivo de contribuir a la recuperación de la provincia de Teruel y sus habitantes.
Así, me siento muy orgulloso de haber podido aplicar instrumentos con los que mejorar la financiación de nuestros ayuntamientos. La Diputación tenía dinero y no se utilizaba. Ese supuesto ahorro del que hablan algunos solo servía para detraer recursos en los presupuestos ordinarios y pagar muchos intereses a los bancos. Es precisamente del dinero inmovilizado, de ese que no nos dejaba utilizar a los entes locales la famosa Ley de Racionalización del Gasto público o Ley Montoro, de donde salen los anticipos de liquidez a los ayuntamientos, que en toda la legislatura se han acercado a 98 millones de euros. Si esto se hubiera hecho antes, muchos ayuntamientos no habrían tenido que pedir préstamos a altos intereses.
También hemos querido dar vida a las cajas de cooperación, una fórmula utilizada por muchísimos municipios para anticipar pagos a coste cero. En la anterior legislatura esta cantidad era de 435.000 euros y en estos años han sido 30 millones de euros. Hablamos de un dinero que estaba ahí, inmóvil en los bancos. Según cómo se gestione, con el mismo dinero, se puede ayudar más o menos.
Y estoy orgulloso de que este modelo de gestión, con cantidades nunca vistas en el presupuesto ordinario y aplicando programas muy inversores y muy sociales, no haya implicado en ningún caso un mayor endeudamiento. En estos cuatro años, en los que otras instituciones se han tenido que endeudar mucho por las situaciones vividas, la Diputación de Teruel no se ha endeudado ni un céntimo más.
Nos ha faltado el tiempo que nos robó el COVID para apoyar todavía a los ayuntamientos. Objetivamente nunca han recibido el apoyo de estos años. Otra razón para estar orgulloso. Ha sido tanto el dinero movilizado, tantos los proyectos, que ha sido muy difícil gestionarlo. Los planes de inversiones directas, los llamados Planes de Obras y Servicios, han pasado de los 16,5 millones de la legislatura 2015-2019 a los 50,3 millones de esta. Ídem con el Plan de Concertación, entre otros.
También hemos mejorado el sistema de trabajo en los caminos, garantizando que las máquinas llegaran en tiempo y forma a todos los municipios, pasando de 6,2 millones de euros de inversión en la pasada legislatura a 22 millones en esta. Las carreteras provinciales por fin han tenido el impulso siempre negado, pasando de los 29 millones invertidos entre 2015 y 2019 a los 57 millones. Pero no solo eso, no había ni un proyecto redactado, necesarios para seguir arreglando las vías más cercanas. Ni siquiera para llevar a cabo las expropiaciones…
Otro aspecto del que sentirse orgulloso ha sido el apoyo que hemos dado en la prestación de servicios en el medio rural, ha sido fundamental. No solo hemos multiplicado los Planes de Empleo o las ayudas a pymes y al comercio desde los 5,7 millones de la pasada legislatura a los 14,1 en esta. El gran incremento presupuestario en la educación, la cultura, la seguridad o los autónomos ha sido clave. También en el apoyo a las ferias agropecuarias de la provincia o la promoción en positivo de nuestra provincia, del sector turístico o de productos agroalimentarios. Y por supuesto, si de algo estoy orgulloso es del apoyo a las personas más necesitadas, más vulnerables, de la atención al bienestar social y al apoyo a las entidades sin ánimo de lucro a las que deseo agradecer su gran trabajo e implicación, con nuevos y necesarios convenidos y siendo pioneros en la atención a los refugiados o a las medidas contra el bullying y frente al suicidio.
No me olvido de una de nuestras principales promesas: la fibra óptica. Para mí, el principal objetivo era el despliegue de la fibra óptica y por eso propusimos partidas presupuestarias ambiciosas en nuestros presupuestos y a través del FITE. Finalmente, ha sido el Gobierno de España quien se ha puesto manos al asunto de verdad, con verdaderos programas de Extensión de la Banda Ancha como el PEBA y el UNICO que, a través de los programas europeos, están haciendo realidad el objetivo de que el 100% de los municipios y barrios de la provincia de Teruel tengan fibra óptica. Y todo ha contado con la colaboración activa de la DPT, siguiendo y analizando necesidades y progresos con su oficina técnica e intermediando entre ayuntamientos y la compañía concesionaria del despliegue.
Estoy orgulloso por el esfuerzo realizado, porque hace cuatro años recibimos una Diputación de Teruel como la administración más obsoleta de España y hoy en día está más abierta a la ciudadanía que nunca. Hemos invertido mucho dinero en nuevas tecnologías, programas informáticos que «no se ven», pero que era necesarios para dar los mejores servicios.
En definitiva, tras cuatro años de con el PSOE liderando el gobierno, la Diputación de Teruel es hoy una institución moderna y ambiciosa sin dejar de estar saneada económicamente. Y, sobre todo, una institución mucho más sensible y cercana con toda la sociedad turolense.