Como todo turolense sabe, en el centro histórico de nuestra ciudad no tenemos plazas públicas sino locales de peña que solo eventualmente, el resto del año, desempeñan su primitiva función. Es por ello por lo que (suponemos) carecen de árboles y de todos aquellos elementos decorativos que pudieran entorpecer la instalación de las carpas y otros adminículos propios de estas fiestas. El resultado, no podía ser otro, es que en general ofrezcan a la vista un aspecto gris y desolado.
Y todo ello porque, digámoslo en plata, Teruel lleva ya algunas décadas con un modelo de urbanismo hipotecado a un fin de semana. Se impone, por tanto, una reflexión colectiva. Hemos de decidir si de aquí en adelante se adaptan las Vaquillas a la ciudad o, como viene sucediendo hasta ahora, la ciudad a las Vaquillas. La primera prueba de fuego que tenemos por delante es la próxima remodelación de la plaza de la Marquesa que, por cierto, cuenta con tanto patrimonio recientemente restaurado. ¿Pondrán en ella árboles de verdad o nos volverán a endosar esas ridículas jardineras “de quita y pon” que tanto les gustan?
En mi opinión, por supuesto, habría que llenar las calles y plazas del centro histórico de árboles y vegetación para conseguir una ciudad (todavía) más habitable, más ecológica y, en definitiva, más bonita. ¿Cuál es la suya?
Fernando Burillo