El problema morisco en Aragón y la maternidad en las comunidades mudéjar y morisca, son los temas objeto de estudio
El Centro de Estudios Mudéjares (CEM) ha presentado hoy dos nuevas e importantes publicaciones sobre los moriscos. Unas ediciones que se enmarcan dentro del programa de actividades impulsado con motivo de celebrarse, este año 2010, el cuatrocientos aniversario de la expulsión de los moriscos aragoneses. Los títulos ahora distribuidos son: “El problema morisco en Aragón al comienzo del reinado de Felipe II. Estudio y apéndices documentales”, de María Soledad Carrasco Urgoiti y “La maternidad en las comunidades mudéjar y morisca según un manuscrito aljamiado-morisco aragonés”, de Emma Mª Guijarro Hortelano.
Dada la trascendencia que la expulsión de los moriscos supuso en el devenir histórico y socioeconómico aragonés, el CEM viene promoviendo y colaborando en diferentes iniciativas con el objetivo de contribuir al estudio y divulgación de nuestro patrimonio común como fórmula para conocernos mejor y estimular así la convivencia en nuestros días. En esa línea de trabajo de profundizar en el estudio de la minoría morisca y de la sociedad en que vivió hay que situar los nuevos títulos editados.
Homenaje a una gran estudiosa
Con la publicación del libro “El problema morisco en Aragón al comienzo del reinado de Felipe II”, el CEM quiere honrar la memoria de su autora, Mª Soledad Carrasco Urgoiti (Madrid, 1922 – Nueva York, 2007), que participó en el X Simposio Internacional de Mudejarismo con una conferencia sobre “Proyección del problema morisco en la narrativa cervantina”. El citado volumen es una reedición de una de sus obras más celebradas, muy útil para el investigador y el lector curioso, y que se encontraba completamente agotada y era difícil de conseguir en la actualidad. Sin duda, la nueva distribución de este importante título tendrá una excelente acogida entre los historiadores españoles dedicados al mundo morisco.
La edición original del libro data de 1969. En él, aunque el interés inicial de la autora por el tema morisco era literario, se desarrolla un completo análisis de la coyuntura política de la época: los intentos de la Inquisición por controlar las actividades de los moriscos, que culminarán con el edicto de desarme de 1559 y el furioso conflicto con la nobleza. Se estudian también, por tanto, los conflictos forales con la Inquisición a comienzos del conflictivo reinado de Felipe II.
La recepción de la obra ahora reeditada fue tardía en la historiografía aragonesa. Hay que esperar hasta finales de los años 70 y primeros 80 para verla citada profusamente. A partir de entonces se ha convertido en referencia obligada para multitud de trabajos, como los recogidos en las Actas de los Simposios Internacionales de Mudejarismo.
La autora reconoce que llegó a investigar la situación de los moriscos aragoneses en la segunda mitad del siglo XVI porque quería conocer con detalle la actuación del señor de Bárboles, a quien le fue dedicada una versión de El Abencerraje. Su interés fue, en ese sentido, motivado por dilucidar ciertos aspectos de una obra literaria.
El señor de Bárboles era del “partido” fuerista aragonés, que alentó la negativa a cambiar el statu quo de los moriscos en la primera mitad del siglo XVI y vería con buenos ojos una obra que eleva a un plano de alta ejemplaridad la conducta generosa de un cristiano hacia un moro cautivo, a quien, por otra parte, se concede no menor dignidad.
En el libro se estudia la nobleza fuerista a mediados del siglo XVI, dando repaso a algunas actuaciones de los nobles fueristas (conde de Luna, duque de Villahermosa, conde de Belchite, conde de Fuentes, conde de Aranda) y sus enfrentamientos con la política de Felipe II.
Dedica también un espacio al papel de la Inquisición frente a los moriscos y los señores de vasallos. Nos presenta un panorama, que no es uniforme, en el que la nobleza señora de vasallos recibe ayuda de los nuevos convertidos en su política antiinquisitorial. Nos habla, asimismo, del desarme de los moriscos en 1559 y de la Concordia de 1568. Es decir, analiza algunos problemas derivados de las apelaciones y procesos que las autoridades aragonesas llevaron a cabo por el edicto del desarme y la Concordia citada.
La obra se completa con un copioso apéndice documental donde se transcriben un buen número de documentos de indudable utilidad para el historiador.
Mª Soledad Carrasco Urgoiti era nieta de Nicolás María de Urgoiti, empresario de la industria papelera y farmacéutica. Fundó la editorial Calpe y, junto a otros, el diario El Sol. De su abuelo recibió el amor a los libros, a la cultura, y el espíritu de amplitud intelectual. Soledad Carrasco era portadora de una exquisita educación liberal, fruto del entorno familiar, y de un vasto saber.
Estudió en la Universidad Central de Madrid, en el primer franquismo. El desarrollo de su tesis sobre el moro granadino en la literatura le llevó a Nueva York. Allí estaba Francisco García Lorca, hermano de Federico, con quien trabó amistad. En él y en otros hispanistas halló apoyo dentro de la Columbia University. En 1954 defendió sus tesis en la Universidad de Columbia, bajo el título: “The Moor of Granada in Spanish Literature of the Eigtheenth and Ninneteenh Centuries”. Se publicó dos años después en la “Revista de ccidente”.
En síntesis, Mª Soledad Carrasco Urgoiti fue una gran estudiosa de la literatura española, dentro de la cual le interesó el tema del moro granadino, sobre todo de los Abencerrajes, y la frontera cultural que Granada significaba.
La mujer morisca y su relación con la medicina
El libro de Emma Mª Guijarro, “La maternidad en las comunidades mudéjar y morisca”, nace de una ayuda a la investigación concedida a la autora por el Centro de Estudios Mudéjares, dentro de sus convocatorias anuales enfocadas al apoyo de estudios sobre el arte mudéjar y la historia de los mudéjares y moriscos.
La autora realiza el estudio de un códice aljamiado, presenta su edición crítica y ofrece un interesante estudio sobre la mujer morisca y su relación con la medicina. Se rescata así a la mujer del olvido en el que yacía en las sociedades del pasado y nos la presenta como protagonista de unas prácticas relacionadas con la sexualidad y la medicina.
En el citado libro se muestra como se desenvolvió el arte de la partería durante la Edad Media y el Renacimiento, tanto en el ámbito médico-científico, como en el empírico-natural o mágico-creencial de tintes supersticiosos. También se trata el tema de las cualidades esenciales que las parteras o nodrizas debían poseer. En ese sentido, se constata la existencia de numerosas semejanzas entre la comunidad musulmana y la cristiana, a la hora de buscar estas profesionales para que se encarguen de sus funciones.
En aquel tiempo el oficio de partera y nodriza poseía unos conocimientos teóricoprácticos procedentes, por lo general, de la transmisión oral, dado que la mayoría de ellas no poseía una mínima cultura, hasta el punto de que era habitual que no supieran leer ni escribir. A pesar de las normas sociales y políticas, en España las mujeres continuaron activas en el campo de la medicina, al menos en el terreno doméstico.
Hombres y mujeres pertenecientes a la comunidad morisca, mayoritariamente campesinos, conocían los remedios curativos que están a su alcance. Se patentiza así la costumbre de los profesionales empíricos de finalizar los consejos o recetas médicas y paramédicas con fórmulas religiosas. De todo ello se certifica la existencia de una relación inseparable entre la medicina, la religión y la hechicería, la cual tiene que ver con el aspecto empírico-mágico de la práctica médica.
Por último, la investigación constata que se han hallado más testimonios de representantes moriscos de la medicina que de mujeres de su comunidad. De ahí que se ahonde más en las actitudes y prácticas masculinas que en las femeninas. Da la sensación de que se culpabilizaba de antemano a las profesionales o sanadoras y se las relacionaba con lo mágico-creencial en mayor medida que a los hombres.