He leído con detenimiento la carta publicada por el diputado del PSOE de Teruel, en la que defiende lo indefendible y justifica lo injustificable. Resulta necesario poner las cosas en su lugar, porque una mentira repetida mil veces no se convierte en verdad, por más empeño que se ponga en repetirla.
Es desconcertante leer la carta de un diputado del PSOE por Teruel y descubrir que, en todo su discurso, Teruel brilla por su ausencia. Lo que encontramos, en cambio, es la cansina letanía del argumentario de Ferraz: la “máquina del fango”, las críticas a la presidenta madrileña, y otras consignas que, por lo visto, hasta un representante de nuestra provincia se ve obligado a repetir como si de un libreto impuesto se tratara.
No hace tanto tiempo, el PSOE proclamaba sus principios como inquebrantables: integridad territorial, respeto por la Constitución y lealtad al marco democrático. Sin embargo, en su desesperación por mantener el poder, se ha visto dispuesto a pactar y ceder ante formaciones que buscan debilitar la cohesión de España. Desde los acuerdos para facilitar indultos hasta el intento de modificar el delito de sedición a conveniencia, todo se ha hecho para satisfacer a aquellos que, irónicamente, miran más por sus propios intereses que por los del país.
El fango que el PSOE denuncia como estrategia de otros es, en realidad, parte de su propia narrativa. Un fango que ha alimentado con la colonización de instituciones clave, colocando a antiguos ministros y afines, y priorizando maniobras partidistas como la renovación del Consejo de RTVE en un pleno que ni siquiera fue pospuesto ante una tragedia nacional ocurrida a nuestros vecinos valencianos. Estas acciones muestran un partido que ha cruzado tantas líneas rojas que sus principios de integridad y respeto constitucional parecen un lejano recuerdo. Ya es difícil distinguir entre lo que una vez representó y lo que es hoy.
El fango, señor diputado, no es solo una cuestión de discurso. Es la mancha que deja en la política la hipocresía, los cambios de opinión, la contradicción y la falta de coherencia. Los turolenses merecemos algo mejor que promesas vacías y cesiones a intereses que nada tienen que ver con los nuestros. Lo que necesitamos es un compromiso real con el desarrollo y el bienestar de nuestra tierra, y no retórica que desvía la atención de los verdaderos problemas.
Lo que en Madrid se vende como una estrategia es, para Teruel, un claro recordatorio de que las prioridades del gobierno no nos incluyen. Habla de que el acoso y el ataque deben tener límites, pues lea su propio artículo de opinión. Si nuestro representante se dedicara a defender con la misma vehemencia los intereses de la provincia en vez de repetir retóricas ajenas, quizás las cosas serían diferentes.
Antonio López
