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La revista TURIA dedica un especial protagonismo a Ramón J. Sender

La revista TURIA, que se presenta este mes de julio en la Feria Internacional del Libro de Lima, dedica un especial protagonismo en su nuevo número a reivindicar la lectura del escritor Ramón J. Sender. Con ese objetivo, el escritor Javier Barreiro publica un amplio e interesante artículo en el que asegura que “conviene leer hoy a Sender porque es uno de los dos o tres novelistas más extensos e intensos de la pasada centuria; porque amenidad, información, defensa de la libertad, de la justicia y del individuo se juntan en sus ensayos y ficciones; por su cultura proteica que abarca las culturas europeas, las iberoamericanas y las angloamericanas. Y porque es, sin competencia, el más destacado escritor aragonés desde los tiempos de Gracián”.

Por otra parte, y también dentro de las secciones en las que TURIA se ocupa de temas y protagonistas aragoneses, el escritor y periodista Juan Domínguez Lasierra indaga en su artículo sobre los orígenes remotos de la actual TURIA: la denominada “Revista del Turia”, que fue una de las publicaciones más singulares de finales del siglo XIX turolense (1881-1888).

RAMÓN J. SENDER Y LA HISTORIA DEL SIGLO XX ESPAÑOL

Javier Barreiro defiende en su artículo publicado en TURIA que “pocos autores habrá cuya vida y obra estén tan imbricadas e implicadas en la historia del siglo XX español como las de Ramón J. Sender”. Y es que el escritor nacido en Chalamera, Huesca, en 1901 y fallecido en San Diego, Estados Unidos, en 1982, siempre se mantuvo “con las antenas alerta a todo lo que significase injusticia o rebeldía”.

Fue Sender un autor “de vocación desusadamente temprana -con 15 años publicaba artículos y cuentos en la prensa zaragozana y madrileña-” y que, ya desde sus comienzos, “manifestará su inconformismo, desde los enfrentamientos con su padre hasta su cercanía al movimiento libertario y los tonos fuertemente sociales que irá adquiriendo progresivamente su periodismo”.

Uno de sus mejores libros de los años treinta del pasado siglo fue la novela “Imán”. En ella se abordan las cuestiones candentes de aquella época: “el antibelicismo desatado desde la Gran Guerra; el, para España, tan enconado problema de Marruecos y la necesidad de que la novela supere la linealidad y retórica decimonónicas aportando nuevas fórmulas apuntadas por las vanguardias”.

Barreiro también argumenta en TURIA otras claves de Ramón J. Sender: “Historia, preocupación social e inquietud por las cuestiones literarias, estéticas y metafísicas van a ser

constantes en su transcurso personal, siempre cercado por las circunstancias que impone la primera

A propósito del aragonesismo de Sender se nos dirá: “Se ha hablado suficientemente de la honda imbricación de su obra con Aragón en todos los órdenes y el narrador es el primero que no se cansa de proclamarlo. Su poesía, novela y periodismo darán buena cuenta de ello. Y todavía más, sus poco conocidos pero extraordinarios ensayos literarios, sobre todo, porque la literatura aragonesa de su tiempo, fuera de su figura y la de Jarnés, es casi irrelevante en un contexto nacional tan rico en escritores de altura”.

A pesar de este gran bagaje y el atractivo de muchos de sus libros, Javier Barreiro enuncia un hecho demostrable y que conviene reparar: “Hoy se lee mucho menos a Sender, pese a la excelsitud y variedad de su producción literaria; pese al auge de la novela histórica, en la que fue maestro y ante cuya producción palidecen la casi totalidad de las obras de este género que hoy nos sepultan bajo su inanidad; pese a que es el novelista español del siglo XX más traducido en el mundo; pese a que la bibliografía, tanto en forma de libros como de estudios y artículos, ya es casi inabarcable y, caso único frente a sus escasos competidores (Baroja y Cela), entre sus factores, predominan los hispanistas extranjeros”.

Se pregunta Javier Barreiro en TURIA por lo que vieron los lectores y la crítica en los libros de Sender para ser merecedor de su atención y la respuesta sería, en palabras sencillas: “variedad variedad, amenidad, intensidad, potencia imaginativa, diversidad de registros, estilo vigoroso y desafectado, profundidad y originalidad de pensamiento, información cultural variopinta, una cuasi perfecta integración de lo particular con lo colectivo, de lo local con lo universal…”

En definitiva, nos conviene seguir leyendo hoy a Sender o que nuevas generaciones de lectores lo descubran. Porque, como también argumentara Fernando Savater y nos recuerda Barreiro, “si se puede decir algo con seguridad es que, con sus errores, vacilaciones y desvíos, Sender no se doblegó ante doctrinas y mantuvo siempre incólume esa independencia, que llevó a la literatura”.

UNA REVISTA PORTAVOZ DE LA INQUIETUD INTELECTUAL

En su artículo titulado “Revista del Turia, publicación científico-literaria del Teruel del siglo XIX”, el escritor y periodista Juan Domínguez Lasierra recuerda la importancia cultural que tuvo dicha revista en el contexto de las de su época. También subraya que la actual revista cultural TURIA “tomó su nombre en recuerdo de la vieja Revista del Turia (1881-1888) y un poco de su espíritu, podríamos decir, porque aquella veterana revista de ‘ciencias, letras, artes e intereses generales’, fundada por Joaquín Guimbao, es un relevante antecedente de la que hoy ha sido llamado ‘el milagro turolense’ por su significación en el mundo de las publicaciones españolas actuales”.

Para Domínguez Lasierra, la “Revista del Turia” no fue “una revista cualquiera, una revista
más, sino que, bajo la noble ambición del benemérito Joaquín Guimbao, se constituyó en el portavoz de la inquietud intelectual y literaria del Teruel de aquellos años ochenta del siglo

XIX, sin olvidar la conexión de esos aspectos culturales con los socio-económicos en su tarea de reclamar el “bienestar de Aragón” en general, y de la provincia de Teruel en particular, dentro de una corriente regeneracionista que habría de eclosionar más tarde. Ya en el editorial de su primer número se hace mención a un problema endémico de la zona, el de las comunicaciones, que se plasmaba con acentos dramáticos: “La subasta del Ferrocarril por Calatayud-Teruel-Sagunto, ha sido declarada desierta por segunda vez, es decir, la provincia de Teruel va recorriendo su calvario. ¡Dios sabe cuantas estaciones le quedan aun! ¿Llegaremos á la tercera y última y se verá también sin licitadores? Entonces sería llegada la hora de la crucifixión. Pero no lo esperemos y rechacemos esa idea. Los que están al frente de la nación, no pueden olvidar a la provincia de Teruel, leal como pocas, mártir como ninguna, abandonada siempre. Los que están al frente de la administración provincial, tienen un deber de patriotismo que cumplir, el deber de los hijos para una madre cariñosa, no siempre protegida por los suyos. Es preciso pedir el mejoramiento de condiciones, para no ahuyentar á los empresarios de líneas férreas no una vez sino mil, no pidiendo humildemente una limosna, sino con firmeza una cosa justísima. El que da tiene derecho a exigir. El dilema es conciso: o se hace el ferrocarril Calatayud-Teruel-Sagunto, o la provincia de Teruel será pronto lo menos que una provincia puede ser en España. De otro modo; o se mejoran las condiciones de la subasta, o la provincia de Teruel no tendrá ferrocarril”. En este aspecto es de destacar la llamada a la colaboración a la revista de autores de la región vecina, Valencia, que sus primeros números es notoria, en razón a lo que también se afirmaba en aquel primer editorial en conexión con el tema ferroviario: “pues ambos países se verán estrechamente abrazados el día en que el citado ferrocarril no sea un mito”.

Subraya también Juan Domínguez Lasierra que “esta conexión con la realidad poco ‘halagüeña’ de la provincia hizo que durante una cierta etapa (1885-1886) Revista del Turia se hiciera portavoz de la Sociedad Económica de Amigos del País y que, en numerosas ocasiones, a pesar de su dedicación científico-literaria predominante, a través de su ‘Crónica’ de noticias de actualidad los asuntos sociales, políticos y económicos tuvieran presencia –en ese periodo de pacífica alternancia de liberales y conservadores en la política española–, dentro de ese tinte regeneracionista que hemos mencionado. Era la parte que correspondía a lo que prometía el subtítulo de la publicación, los ‘intereses generales’. Del resto de las dedicaciones, ‘iencias, letras y artes’ lo que predominó, sin embargo, fue lo literario, aunque lo científico, más que las artes, ocupó también muchas páginas, con derivaciones a algunos aspectos agro-económicos que firmaron destacados prohombres de aquel momento”

TURIA, que cumplirá en noviembre de 2018 sus 35 años de trayectoria, ha conseguido convertirse en una de las revistas culturales de referencia en español. Fundada y dirigida por el escritor y periodista Raúl Carlos Maícas, tiene periodicidad cuatrimestral en papel y cuenta también con una versión digital (web y Facebook) que ha incrementado notablemente su difusión entre el público lector.

TURIA está publicada por el Instituto de Estudios Turolenses de la Diputación de Teruel y su edición cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Teruel y el Gobierno de Aragón. Este número especial editado con motivo de la presencia de España como país invitado en la FIL Lima 2018, ha sido financiado por el Ministerio de Cultura. En reconocimiento a su labor, la revista obtuvo el Premio Nacional al Fomento de la Lectura.

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