Este sábado tuvo que ofrecer varios bises en su concierto, a petición de un público totalmente entregado
Miguel Bosé estuvo más Bosé que nunca este sábado por la noche en la pista roja de Alcañiz. Dueño del escenario en todo momento, demostrando por qué lleva tantos años en el candelero musical, comenzó con algunos temas de su nuevo trabajo y ya entusiasmó a los asistentes con «Nena». Con una escenografía basada en los vídeos y las nuevas teconologías, y unos músicos y coro de primer nivel, el cantante fue repasando uno a uno los temas más recientes de su discografía, interpretando de vez en cuando algunas de las canciones más conocidas de anteriores trabajos, como «Sevilla» o «Bandido». Bosé estuvo impecable, con traje y chaleco, con sus pasos de baile, dando incluso algún pase torero que levantó grandes aplausos y gritos de «torero, torero», sabiéndose atractivo y mostrándose dueño de la situación en todo momento. El público, en su mayoría femenino y de cierta edad aunque hubo muchos hombres que también bailaron y disfrutaron del espectáculo, cayó rendido a los pies del artista desde el primer momento, coreando su nombre, cantando las canciones y haciendo fotos con cámaras o con el móvil toda la noche.
El cantante agradeció la entrega del público alcañizano (también había muchas personas llegadas de las localidades del entorno) y tuvo que interpretar varios bises después de despedirse ante la petición de los asistentes, a pesar de llevar dos horas ininterrumpidas en el escenario. El concierto, que comenzó bastante puntual, poco después de las diez y media de la noche, finalizó a la una menos cuarto, con una duración de más de dos horas. Bosé se despidió con un «Te amo, Alcañiz» regalando a los asistentes el mítico «Te amaré», que supuso un broche de oro para una noche perfecta en un concierto al aire libre, con una temperatura ideal. La fiesta continuó con una discomóvil.
