El pasado 25 de marzo se celebró, por todo lo alto, el décimo aniversario de la Plataforma Aeroportuaria de Teruel, que vio aterrizar su primer avión en 2013. Fue un acto rimbombante organizado por el Gobierno de Aragón sobre un acontecimiento de éxito que está poniendo a Teruel en el cielo de la tecnología aeroespacial y en el que estuvimos presentes todas las personas que hemos colaborado de alguna manera en el proyecto. La verdad es que no faltó casi nadie, como se merece un éxito de tal magnitud en nuestro país.
Pero como diría un castizo: “hace un día precioso, pero ya verás como viene alguno y lo…”. Todo era alegría y admiración hasta que se torció en el apartado de los discursos. Y me explico. Mientras el consejero de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda, José Luis Soro, hizo una intervención institucional, explicando el gran trabajo que ha realizado todo el personal y el gran entendimiento y colaboración que existe entre el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Teruel para adoptar las decisiones por unanimidad y pensando en el bien del proyecto; no podemos decir lo mismo del presidente Lambán. Como ya nos tiene acostumbrados, fue autor de un discurso faltón, chabacano y deliberadamente olvidadizo, ninguneando actuaciones y personas que han sido fundamentales en este proyecto.
No tuvo reparos en vanagloriar a todos los responsables políticos socialistas, destacando su trayectoria y buen hacer. Eso sí, al referirse al período presidido por Luisa Fernanda Rudi, se limitó a comentar en tono jocoso que se habían invertido 6 millones de euros en el proyecto, como si se hubiera producido un parón en esos cuatro años.
La ciudadanía no es tonta y tiene derecho a saber la verdad, para que cada uno esté en el lugar que sus actos merecen. En política hay que ser humildes porque, en muchas ocasiones, los gobiernos que licitan y adjudican proyectos no son los que posteriormente tienen que pagarlos. Esa es la esencia de la democracia que el señor Lambán parece no comprender con su sectarismo. Por eso me veo obligado a relatar qué sucedió en esos cuatro años que olvidó de manera deliberada.
El Consorcio del Aeropuerto de Teruel estuvo presidido, entre mayo de 2011 y mayo de 2015, por el consejero de Obras Públicas, Urbanismo, Vivienda y Transportes, Rafael Fernández de Alarcón, y también formaba parte el director general de Transportes, Jesús Díez Grijalvo (los nombro porque a Lambán se le olvidó). Además, completaban el órgano de gestión el entonces alcalde de Teruel, Manuel Blasco, y el que suscribe este artículo, además de varios técnicos del Gobierno de Aragón.
Fue un periodo de un trabajo intenso. Uno de sus primeros hitos consistió en la adjudicación, el 6 de julio de 2011, del uso privativo de bienes de dominio público para la explotación de actividades de mantenimiento, estacionamiento, desmantelamiento y reciclado de aeronaves comerciales a la empresa Tarmac Aragón S.L. El 1 de marzo de 2012 se formalizó el contrato y el Boletín Oficial de Aragón del 20 de marzo de 2012 recogió ese documento. Recalco las fechas por la importancia que tienen como germen del inicio de la actividad.
Todo este proceso debía ser pilotado, nunca mejor dicho, por un gerente experto en la materia. Por la singularidad del puesto, no fue sencilla la elección y se realizó una selección abierta y pública en la que se presentaron hasta 116 aspirantes bajo una serie de requisitos y méritos. El 10 de septiembre de 2012 se designó a Alejandro Ibrahim Perera como director, hoy una pieza fundamental del éxito del Aeropuerto gracias a su extraordinario trabajo.
En marzo de 2012 finalizó la construcción del hangar, que se hizo coincidir con la adjudicación a Tarmac Aragón. Se habían sentado las bases para el comienzo del trabajo y para la llegada de los primeros empleados. El inicio era ya una realidad tras mucho trabajo.
Basta un simple repaso a la hemeroteca para conocer algunos de los hitos que se produjeron en ese cuatrienio silenciado. Desde el primer avión, un Boeing 747 procedente de Frankfurt, hasta la actualidad, en el que percibimos una estampa repleta de aeronaves, son numerosos los aviones que han tomado tierra o han despegado desde nuestras instalaciones. Por cierto, a aquel acontecimiento se invitó al anterior alcalde de Teruel, Miguel Ferrer, y al ex consejero responsable, Javier Velasco, que manifestaron su alegría por ver culminado un proyecto ilusionante y auguraban un recorrido muy importante. Sin duda, otra manera de hacer política frente al sectarismo del señor Lambán.
Son muchas más las fechas significativas. La finalización de la pavimentación de la primera fase de la campa porque el espacio se ocupaba a pasos agigantados (marzo de 2014), la llegada de PLD Space al Aeropuerto con una superficie de 3.240 metros cuadrados y una inversión de más de 300.000 euros (noviembre de 2014), primer paso de lo que será próximamente el lanzamiento del cohete Miura 1; o la adjudicación a British Petroleum Oil de la platadorma de combustible (enero de 2015). Todo iba rodado y los éxitos se sucedían continuamente, junto a muchas más grandes noticias que no adjunto por no abrumar a los lectores.
La sucesión de actuaciones pasadas, presentes y futuras ha sido posible gracias al Fondo de Inversiones de Teruel. Nació para la creación de proyectos estratégicos y que generaran riqueza, y debe atribuirse su puesta en marcha a Santiago Lanzuela y Felipe González, dos políticos que también se olvidó de citar y que supieron comprender la desigualdad en la que se quedaba la provincia en el reparto de fondos estructurales europeos. Como no podemos olvidar también el papel trascendental del Ayuntamiento de Teruel, en donde un alcalde popular comprometió la compra de los terrenos del Ministerio de Defensa y una alcaldesa socialista los pagó, a razón de 601.212 euros.
Este escrito está plagado de hechos objetivos que no admiten discusión. Mi única pretensión ha sido transmitir el reconocimiento a esas personas que el presidente Lambán no quiso nombrar y que trabajaron duramente en el proyecto. Los que hemos desempeñado una labor en la administración sabemos que los inicios siempre son duros y que el tesón y trabajo son los que te permiten alcanzar el éxito. Un ejemplo de ello han sido los sucesivos Consorcios del Aeropuerto y la colaboración entre instituciones. Sin personalismos ni sectarismos estoy convencido que llegaremos a las cotas más altas, beneficiando a toda la provincia. Ese debería ser el objetivo de cualquier político.
