Esa es una de las doctrinas que parece que se imponen en el ideario pepero. Al menos, es lo que se destila de las palabras del Portavoz en el Congreso del PP en materia de Infraestructuras, Andrés Ayala, para el que parece que los pobrecicos aragoneses que hasta ahora ‘disfrutaban’ de la dudosa suerte de poder subirse en un convoy regional de RENFE son los culpables del déficit en las cuentas de Fomento. Resulta que ese joven de un pueblo de la Sierra de Albarracín al que tiene que acercar un familiar en coche a la estación de Santa Eulalia para de allí recorrer en tren dos horas de trayecto hasta Zaragoza o casi tres hasta Valencia (donde probablemente esté estudiando o trabajando), ese joven es un insolidario ciudadano sobresubvencionado por el resto de españoles.
Porque ese es el argumento que el señor Ayala, ayer, en la Diputación Permanente del Congreso, utilizó para vetar la petición del Diputado de CHA Chesús Yuste, que reclamaba la comparecencia urgente de la Ministra Ana Pastor para dar explicaciones por los brutales recortes que se esperan para el ferrocarril convencional y que se van a cebar con los servicios de los regionales en Aragón. La Ministra no comparecerá para dar explicaciones porque al Sr. Ayala y a los suyos les parece que el plan de recortes del ferrocarril anunciado por Fomento ‘merece ser aplaudido’, porque lo que realmente causa alarma social es que, según él ‘con dinero de todos los españoles estemos pagando líneas con pocos viajeros en territorios poco poblados y muy extensos’.
Eso es lo que realmente parece causar alarma social para este ilustre diputado murciano del PP. No debe parecerle causa de alarma social que su partido pretendiera no hace mucho desarrollar un Plan Hidrológico Nacional con dinero de todos los españoles para favorecer la política del ladrillo y de la especulación en el levante, especialmente en la Comunidad a la que él representa. No debe parecerle causa de alarma social que se hayan hipotecado las arcas de Fomento con una sobredimensionada red de trenes de alta velocidad con precios elitistas y que se va a acabar cargando al ferrocarril que realmente vertebra, el convencional. No debe parecerle causa de alarma social que compañeros de su partido gasten ingentes cantidades de dinero público en un aeropuerto como el de Castellón que aún no ha recibido ningún vuelo. No debe parecerle causa de alarma social que del ‘cogollo’ de su partido haya emanado un tufo inaguantable a corrupción con la circulación de mano a bolsillo de tantos y tantos sobre-sueldos con dinero negro. No, lo que realmente le causa alarma social es que los cada vez menos y más desasistidos habitantes del medio rural aragonés tengan la desfachatez de querer seguir teniendo una mínima posibilidad de subirse a un tren
